Llevaba yo
varios meses sin escribir, unos siete, desde que dejé de fumar.
Hace ya unos
días mí gran amigo y buen aficionado taurino Carlos Segarra me comentó la
corrida que se celebró en Mérida el pasado día 1 de Septiembre y que yo me
perdí ya que estuve en una de mis otras grandes pasiones y sufrimientos que es
mi RCD Español. Carlos me comentó algo que había pasado en el festejo y me
preguntó cuál era mi opinión; llegué a casa y vi la corrida gracias a que RTVE
guarda estos acontecimientos en su archivo.
Esa tarde
debía ser un mano a mano entre Alejandro Talavante y Morante de la Puebla, pero
este último no pudo asistir debido a un tabaco que un toro le propinó en
Huesca. Pero los toreros tienen algo más y Morante, aun convaleciente presenció
el festejo in situ para prestarle apoyo a su compañero de terna en tantas
tardes y amigo Alejandro, este reconoció el gesto y le brindó la muerte del
primer toro.
Ganado de
Zalduendo. Al primero “Vilpendio”, le recibió el diestro a puerta gayola, pero
le propinó al morlaco un “Farol” y no una “Larga cambiada” como se suele hacer.
Cerró los lances de recibo con una “Cordobina” lo que es de agradecer. Puyazo
sin fijar, cambio de tercio y poco más, en el quite unas “Chiquelinas” ceñidas
y con torería. La faena sosa aunque el toro repetía pero sin fijeza y sin
trasmisión.
El segundo
de nombre “Mentiroso”. Verónicas de recibo y una gran media, puya haciendo
sonar el estribo, y quite por “Tafalleras”, bonitas y vistosas. Poca cosa más
que destacar, en la muleta fue soso y en los toros ya se sabe, si no hay toro, no hay
fiesta.
Llegó el
tercero, “Vanidoso”, hasta el momento el mejor morlaco de todo el encierro, la
faena tuvo la suerte que el toro repitió, transmitió y el diestro extremeño le
supo medir distancia y tiempo. Acabó el pasodoble, Talavante se fue a por el
estoque de verdad y mientras ejecutaba la última tanda de derechazos antes de
ponerlo en suerte y con el silencio que te pone la piel de gallina, el maestro
se arrancó con un cante por bulerías mientras toreaba. Por bulerías pero con un
respeto, con una admiración hacia su oponente dándole su último adiós
¡Monumental!, yo he visto hablarle a los toros, pero cantar nunca y la verdad
que tuve que tirar del filo del pulgar para secarme las lágrimas; me ha parecido un precioso homenaje y de gran
categoría como es la que atesoran los
toreros, los toros y la Fiesta Nacional.
El cuarto de
la tarde, “Taco” de nombre, “amejicanado”, “Achivado” como definirian los
aficionados de esas tierras. Una vara
corta con “carioca” incluida y lo digo porque el toro al final fue indultado.
Indultar a un toro, guste o no debe de ser un toro total, tiene que dar juego y
del bueno en todos los tercios de la lidia. Fue extraordinario en el último
donde repitió y repitió con fijeza y nobleza, se veía, eso sí, que el toro apuntaba maneras, tranco noble y buenas
hechuras. Una “Arrucina” que hacía que no la veía ni se sabe. Faena importante llevando al burel con
suavidad extrema para no endurecerle la embestida. Despacito, templando,
parando y mandando. Le hizo lo que quiso con un arte puro, torero. Naturales,
derechazos, pases de pecho de los de verdad o sea de pitón a rabo, ayudados,
cambiados de mano y todo lo que le hizo se lo hizo con torería y sobriedad. Indultarlo
para mí no, poca puya y eso es fundamental para que el burel sea indultado. Hasta
el año 1992 los indultos solo y exclusivamente se concedían en corridas
concurso, como información adicional les diré que a partir del 1992 se hizo extensiva
a las plazas de primera, luego a las de segunda. Nobleza en la embestida, metía
la cara y, lo más difícil es que un morlaco “embista por abajo”, y este “Taco”
lo hacía. Independientemente de mi opinión se pidió el indulto y así fue. Se
fue para el toril. Seguirá Taco en el campo, entre las flores y gozando de la
sombra de los olivos, en la dehesa seguirá hasta que la vejez se lo lleve.
Todos los aficionados nos alegramos.
El quinto
“Redoble” y el sexto “Gavilán” este último con mucha plaza pero no hubo mucho
más...
Se acabó el
festejo, Don Alejandro Talavante se llevó varios apéndices, lo sacaron a
hombros y con un triunfo redondo y merecido. Le cantó al toro rindiéndole
respeto. A “Taco” se lo indultaron y dentro de nada a este lo echarán a las
vacas.
Los toros,
la Fiesta sigue y seguirá siendo algo grande. Así lo vi y así se lo cuento.
Desde el Tercio de la Monumental de Barcelona, saludos.