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jueves, 12 de septiembre de 2013

Cantarle al toro...

Llevaba yo varios meses sin escribir, unos siete, desde que dejé de fumar.
Hace ya unos días mí gran amigo y buen aficionado taurino Carlos Segarra me comentó la corrida que se celebró en Mérida el pasado día 1 de Septiembre y que yo me perdí ya que estuve en una de mis otras grandes pasiones y sufrimientos que es mi RCD Español. Carlos me comentó algo que había pasado en el festejo y me preguntó cuál era mi opinión; llegué a casa y vi la corrida gracias a que RTVE guarda estos acontecimientos en su archivo.
Esa tarde debía ser un mano a mano entre Alejandro Talavante y Morante de la Puebla, pero este último no pudo asistir debido a un tabaco que un toro le propinó en Huesca. Pero los toreros tienen algo más y Morante, aun convaleciente presenció el festejo in situ para prestarle apoyo a su compañero de terna en tantas tardes y amigo Alejandro, este reconoció el gesto y le brindó la muerte del primer toro.
Ganado de Zalduendo. Al primero “Vilpendio”, le recibió el diestro a puerta gayola, pero le propinó al morlaco un “Farol” y no una “Larga cambiada” como se suele hacer. Cerró los lances de recibo con una “Cordobina” lo que es de agradecer. Puyazo sin fijar, cambio de tercio y poco más, en el quite unas “Chiquelinas” ceñidas y con torería. La faena sosa aunque el toro repetía pero sin fijeza y sin trasmisión.
El segundo de nombre “Mentiroso”. Verónicas de recibo y una gran media, puya haciendo sonar el estribo, y quite por “Tafalleras”, bonitas y vistosas. Poca cosa más que destacar, en la muleta fue soso y en los toros ya se sabe, si no hay toro, no hay fiesta.
Llegó el tercero, “Vanidoso”, hasta el momento el mejor morlaco de todo el encierro, la faena tuvo la suerte que el toro repitió, transmitió y el diestro extremeño le supo medir distancia y tiempo. Acabó el pasodoble, Talavante se fue a por el estoque de verdad y mientras ejecutaba la última tanda de derechazos antes de ponerlo en suerte y con el silencio que te pone la piel de gallina, el maestro se arrancó con un cante por bulerías mientras toreaba. Por bulerías pero con un respeto, con una admiración hacia su oponente dándole su último adiós ¡Monumental!, yo he visto hablarle a los toros, pero cantar nunca y la verdad que tuve que tirar del filo del pulgar para secarme las lágrimas;  me ha parecido un precioso homenaje y de gran categoría  como es la que atesoran los toreros,  los toros y  la Fiesta Nacional.
El cuarto de la tarde, “Taco” de nombre, “amejicanado”, “Achivado” como definirian los aficionados de esas tierras.  Una vara corta con “carioca” incluida y lo digo porque el toro al final fue indultado. Indultar a un toro, guste o no debe de ser un toro total, tiene que dar juego y del bueno en todos los tercios de la lidia. Fue extraordinario en el último donde repitió y repitió con fijeza y nobleza, se veía, eso sí,  que el toro apuntaba maneras, tranco noble y buenas hechuras. Una “Arrucina” que hacía que no la veía ni se sabe.  Faena importante llevando al burel con suavidad extrema para no endurecerle la embestida. Despacito, templando, parando y mandando. Le hizo lo que quiso con un arte puro, torero. Naturales, derechazos, pases de pecho de los de verdad o sea de pitón a rabo, ayudados, cambiados de mano y todo lo que le hizo se lo hizo con torería y sobriedad. Indultarlo para mí no, poca puya y eso es fundamental para que el burel sea indultado. Hasta el año 1992 los indultos solo y exclusivamente se concedían en corridas concurso, como información adicional les diré que a partir del 1992 se hizo extensiva a las plazas de primera, luego a las de segunda. Nobleza en la embestida, metía la cara y, lo más difícil es que un morlaco “embista por abajo”, y este “Taco” lo hacía. Independientemente de mi opinión se pidió el indulto y así fue. Se fue para el toril. Seguirá Taco en el campo, entre las flores y gozando de la sombra de los olivos, en la dehesa seguirá hasta que la vejez se lo lleve. Todos los aficionados nos alegramos.
El quinto “Redoble” y el sexto “Gavilán” este último con mucha plaza pero no hubo mucho más...
Se acabó el festejo, Don Alejandro Talavante se llevó varios apéndices, lo sacaron a hombros y con un triunfo redondo y merecido. Le cantó al toro rindiéndole respeto. A “Taco” se lo indultaron y dentro de nada a este lo echarán a las vacas.
Los toros, la Fiesta sigue y seguirá siendo algo grande. Así lo vi y así se lo cuento. Desde el Tercio de la Monumental de Barcelona, saludos.