He recibido una carta del Teatro del Liceu firmada por el
Director General, el Director Artístico y el Director Musical. En dicha misiva,
nos piden que ayudemos al teatro, con aportaciones privadas, a salir de la preocupante situación económica
en la que se encuentra. Me parece una salida desesperada, ya lo creo.
Si tengo que contribuir, cosa que no descarto, lo haré solo
cuando se hagan públicas todas las cuentas del teatro, los departamentos y los
salarios, pero esto se que no lo van a hacer y no lo van a hacer porque se les
caería la cara de vergüenza a más de uno. En mi blog he denunciado sin cesar la
situación en la que se encontraba y se encuentra el Liceu, lo he escrito muchas
veces. Me comentaba no hace mucho un buen amigo que me tachaba de alarmista y
exagerado, pero si uno conoce un poquito este mundo, sabe que esto es lo que
hay y que es lo que iba a pasar.
Miren Ustedes, no es que yo sepa más que nadie, la verdad es
que sé bien poco, pero tengo sentido común y el día que leí el número de
empleados que tiene el teatro lírico barcelonés, la pasta que cuestan las
producciones y los desbarajustes que hay en cada departamento, me di cuenta que
esto tenía que acabar como el “Rosario de la aurora”. Acabará como la mayoría
de los entes líricos italianos que pagan religiosamente las nóminas de los despachos,
pero a más de un artista le adeudan cachés desde tiempo inmemorable. La lógica
dice que un teatro de ópera se llena y funciona si hay orquesta, si hay coro y
si hay solistas; es evidente que necesita una parte burócrata: recursos
humanos, administración, tramoyistas, etc. etc., pero ¿en qué proporción? No en
la que hay ahora en el Liceu que está, a todas luces, totalmente desproporcionada.
El río de dinero que ha entrado en ese teatro se ha
convertido en un riachuelo y baja más seco que la mojama.
Los delirios de grandeza, las fastuosas y carísimas
producciones de los del “Konzept”, las primeras figuras a cualquier precio, los
despachos a rebosar, el escenario quedándose cada día más falto de artistas,
las entradas a precios desorbitados y ¡claro!: la crisis, que es la que tiene
la culpa de todo.
La culpa es de quien ha sobredimensionado el teatro, los que
han contratado sin necesidad y por motivos “políticos” y los que han permitido
que esto ocurriera.
Ahora nos piden a los ciudadanos que colaboremos
desinteresadamente para salvar el teatro: ciudadanos a los que nos crujen a
impuestos y que con éstos y con la compra de entradas hemos mantenido este
festival. Estoy dispuesto a colaborar, pero no a fondo perdido. Que la
administración reconduzca el teatro a lo que tiene que ser y que no sigan con
el modelo actual.
Si hay que contratar producciones antiguas, de bajo coste,
que lo hagan, que utilicen las más de treinta producciones que tienen en los
almacenes, que redimensionen los despachos, que consoliden coro y orquesta, que
reduzcan cachés de los artistas y si no que contraten buenos cantantes aunque
no sean tan mediáticos, que contraten artistas del país que los hay, que cantan
muy bien y que necesitan trabajar, pero está claro que si hacen esto, es muy
probable que no necesiten del dinero en forma de ayudas.
Colaborar sí, pero no a cualquier precio y sin saber la
realidad de los números y de las cuentas que deben ser, a todas luces, impresentables.
Aldo: mi nombre es Mónica Stirpari y soy pianista argentina (hasta que obtenga la ciudadanía italiana).
ResponderEliminarEn abril debo ir a Italia para cumplir con eventos artísticos y desearía comunicarme con vos. Me interesaron mucho los artículos de tu blog.
Sería muy atractivo poder brindarle mi música al pueblo español.
Mi sitio web (incompleto) es: www.monicastirpari.com.ar
Nos comunicamos entonces!
Te saludo muy cordialmente cordialmente
MONICA STIRPARI