Se acabaron las funciones de Adriana Lecouvreur en el Liceo
y realmente a muchos de nosotros se nos ha quedado un regustillo en los oídos
como hacía años que no pasaba. Las funciones a nivel orquestal han sido
redondas, realmente de campeonato y esto ha sido debido especialmente a la
prestación de la orquesta que ha tocado a altísimo nivel. Esta es la orquesta
que ha tocado en otras óperas, es siempre la misma, pero cuando en el podio
tienes un director de campanillas, que sabe de qué va este negocio, que trabaja
matices “sfumature” dinamismo, lirismo y con una musicalidad que yo tildaría de
galáctica el resultado es el que es. En la última función, al principio del
tercer acto y del cuarto alguien gritó “¡Bravo orquesta!” y fue tal el
estruendo que se montó que obligó al técnico
de luces a abrir el foco del foso para que este colectivo recibiera una
clamorosa ovación y un sinfín de “Bravos” (incluidos los míos por supuesto) por
parte del respetable que con esta reacción quería agradecerles su labor, su profesionalidad y transmitirles su solidaridad.
Imaginemos por un momento que este colectivo estuviese en
una situación laboral tranquila, que el coro estuviese en la misma situación y
que el director musical estable fuese uno de la misma calidad que el maestro
Benini, perdonen Ustedes, pero la palabra sería: ¡¡Acojonante!!
Creo que los que dirigen los destinos de este teatro
deberían hacer una profunda y total reflexión, dejando evidentemente los
intereses políticos y partidistas de lado.
La calidad y el prestigio del teatro está en el foso y
encima del escenario y excluyendo coro y orquesta habría que reestructurar
todos y cada uno de los departamentos de este coso barcelonés. Si hay recortes
estos no deben influir en absoluto en los dos colectivos que he mencionado. La
gente va a la ópera para ver, escuchar, sentir emociones y salir extasiada del
teatro. No sirve tener cientos de personas en las oficinas y tener un coro y una
orquesta diezmados o mutilados. Lo que llena un teatro es la calidad de sus
colectivos artísticos, lo demás influye poco o nada: así de crudo, pero tan
cierto como que el sol sale cada día.
Es evidente que se necesita personal en los despachos, ¿pero
tantos? No me lo creo. Recordemos que el Liceo hace al año unas 120 funciones y
que su plantilla es de 395 personas (si los datos que aporta el propio Liceo
son ciertos). Coro y orquesta son 153. Eso significa que en el teatro hay 242 personas
entre administración, técnicos y directivos. Es curioso pensar por ejemplo que
cuando el coro estaba formado por 108 artistas en las oficinas del Liceo había
5 personas en la administración.
Cuando el teatro se reconstruyó después de aquel fatídico
incendio, pasó a ser el “Liceu de tots” la frase es muy bonita, pero da pánico
solo leerla. Así nos ha ido y así nos va. Mientras había dinero; venga a derrochar,
a contratar y a gastar. Ahora la cosa ha cambiado y lo que hay es muy crudo y
de muy difícil solución. Si este teatro se hubiese mantenido con el personal
justo y necesario, ahora podría soportar recortes sin poner en entredicho la “calidad
artística” y el coro y la orquesta no estarían en el punto de mira. Tratándose
de un teatro de ÓPERA (lo escribo en mayúsculas por si alguien no se ha
enterado) sería absolutamente intolerable que se intente diezmar a estos dos
colectivos.
Para concluir, mi más sincera felicitación a la orquesta que
ha tocado a niveles de altísima calidad a pesar de lo que está cayendo, como al
coro: estos dos colectivos demuestran cada día donde está no solo “L’Anima del Liceu” pero también donde
está la “Calidad Artística”.
Saludos.
Bravo Aldo! Has dado en el clavo. Los teatros de opera -y no te digo nada de los italianos donde hay despachos de prensa con hasta cinco personas trabajando ... es un decir- se han convertido desde hace tiempo en refugio de empleados de la burocracia.
ResponderEliminarY siempre en detrimento de la calidad artistica, que a menudo pasa como cosa intrascendente: lo importante es defender el proprio empleo, la propria silla, los proprios aunque pequenos, privilegios.
Triste realtà, mio caro!
Un saludo fraternal, ciao
Andrea
Grazie Andrea, un caro abbraccio anche per te!
EliminarAldo
Hola Aldo
ResponderEliminarTú crees que el maestro Benini está a un nivel superior que el maestro Boder? Yo creo que no y a pesar de que cada uno sabe dirigir su repertorio y seguramente de la misma manera que Benini no haría la Salome de Boder, este no haría la Adriana de Benini, y aún sabiendo de la complejidad orquestal y concertante de una y otra obra distan de ser equiparables, no recuerdo una ovación así para la orquesta en muchos años. Claro que tú y yo sabemos que no fue espontánea y más bien se debió a una reacción tardía a la que hubiera tenido que producirse en La Bohème, después de que se desconvocara la huelga, gracias a las cesiones de todos los trabajadores del teatro, también de aquellos que nunca aparecen o nunca tienen la posibilidad de recibir el aplauso del público.
Esimat Joaquim, perdona el retraso en darte una respuesta. Personalmente no considero que el maestro Boder esté por debajo del maestro Benini. Soy de los que creen que el Liceu ha de volver a sus orígenes, a ser un teatro de repertorio, pero sin darle la espalda a otro tipo de títulos. Lo que sí es cierto que el Liceu por importancia, por tradición, debe de tener siempre (o al menos intentarlo) a los mejores en el podio. Si por mi fuese yo programaría la Salomé cada año, pero no creo que tengamos tanto público para ciertas óperas. Ojalá que algún día, cuando a la música se le reconozca y se le dé en los colegios la importancia que tiene, podamos contar con más público que aprenda a disfrutar de ella. En este momento en la mayoría de escuelas la música es una “María” y así nos va. Ejemplo: lo que han hecho en Oviedo que, por falta de presupuesto, han suprimido la temporada de ópera para colegios. Tienes toda la razón con lo de la ovación a la orquesta, fue tardía, pero menos mal que se hizo.
EliminarUn fuerte abrazo