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miércoles, 6 de junio de 2012

¿La Lecouvreur servirá para algo?




Se acabaron las funciones de Adriana Lecouvreur en el Liceo y realmente a muchos de nosotros se nos ha quedado un regustillo en los oídos como hacía años que no pasaba. Las funciones a nivel orquestal han sido redondas, realmente de campeonato y esto ha sido debido especialmente a la prestación de la orquesta que ha tocado a altísimo nivel. Esta es la orquesta que ha tocado en otras óperas, es siempre la misma, pero cuando en el podio tienes un director de campanillas, que sabe de qué va este negocio, que trabaja matices “sfumature” dinamismo, lirismo y con una musicalidad que yo tildaría de galáctica el resultado es el que es. En la última función, al principio del tercer acto y del cuarto alguien gritó “¡Bravo orquesta!” y fue tal el estruendo que se montó que  obligó al técnico de luces a abrir el foco del foso para que este colectivo recibiera una clamorosa ovación y un sinfín de “Bravos” (incluidos los míos por supuesto) por parte del respetable que con esta reacción quería  agradecerles su labor,  su profesionalidad y transmitirles su solidaridad.
Imaginemos por un momento que este colectivo estuviese en una situación laboral tranquila, que el coro estuviese en la misma situación y que el director musical estable fuese uno de la misma calidad que el maestro Benini, perdonen Ustedes, pero la palabra sería: ¡¡Acojonante!!
Creo que los que dirigen los destinos de este teatro deberían hacer una profunda y total reflexión, dejando evidentemente los intereses políticos y partidistas de lado.
La calidad y el prestigio del teatro está en el foso y encima del escenario y excluyendo coro y orquesta habría que reestructurar todos y cada uno de los departamentos de este coso barcelonés. Si hay recortes estos no deben influir en absoluto en los dos colectivos que he mencionado. La gente va a la ópera para ver, escuchar, sentir emociones y salir extasiada del teatro. No sirve tener cientos de personas en las oficinas y tener un coro y una orquesta diezmados o mutilados. Lo que llena un teatro es la calidad de sus colectivos artísticos, lo demás influye poco o nada: así de crudo, pero tan cierto como que el sol sale cada día.
Es evidente que se necesita personal en los despachos, ¿pero tantos? No me lo creo. Recordemos que el Liceo hace al año unas 120 funciones y que su plantilla es de 395 personas (si los datos que aporta el propio Liceo son ciertos). Coro y orquesta son 153. Eso significa que en el teatro hay 242 personas entre administración, técnicos y directivos. Es curioso pensar por ejemplo que cuando el coro estaba formado por 108 artistas en las oficinas del Liceo había 5 personas en la administración.
Cuando el teatro se reconstruyó después de aquel fatídico incendio, pasó a ser el “Liceu de tots” la frase es muy bonita, pero da pánico solo leerla. Así nos ha ido y así nos va. Mientras había dinero; venga a derrochar, a contratar y a gastar. Ahora la cosa ha cambiado y lo que hay es muy crudo y de muy difícil solución. Si este teatro se hubiese mantenido con el personal justo y necesario, ahora podría soportar recortes sin poner en entredicho la “calidad artística” y el coro y la orquesta no estarían en el punto de mira. Tratándose de un teatro de ÓPERA (lo escribo en mayúsculas por si alguien no se ha enterado) sería absolutamente intolerable que se intente diezmar a estos dos colectivos.
Para concluir, mi más sincera felicitación a la orquesta que ha tocado a niveles de altísima calidad a pesar de lo que está cayendo, como al coro: estos dos colectivos demuestran cada día donde está no solo “L’Anima del Liceu” pero también donde está la “Calidad Artística”.
Saludos.


4 comentarios:

  1. Bravo Aldo! Has dado en el clavo. Los teatros de opera -y no te digo nada de los italianos donde hay despachos de prensa con hasta cinco personas trabajando ... es un decir- se han convertido desde hace tiempo en refugio de empleados de la burocracia.
    Y siempre en detrimento de la calidad artistica, que a menudo pasa como cosa intrascendente: lo importante es defender el proprio empleo, la propria silla, los proprios aunque pequenos, privilegios.
    Triste realtà, mio caro!
    Un saludo fraternal, ciao
    Andrea

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  2. Hola Aldo
    Tú crees que el maestro Benini está a un nivel superior que el maestro Boder? Yo creo que no y a pesar de que cada uno sabe dirigir su repertorio y seguramente de la misma manera que Benini no haría la Salome de Boder, este no haría la Adriana de Benini, y aún sabiendo de la complejidad orquestal y concertante de una y otra obra distan de ser equiparables, no recuerdo una ovación así para la orquesta en muchos años. Claro que tú y yo sabemos que no fue espontánea y más bien se debió a una reacción tardía a la que hubiera tenido que producirse en La Bohème, después de que se desconvocara la huelga, gracias a las cesiones de todos los trabajadores del teatro, también de aquellos que nunca aparecen o nunca tienen la posibilidad de recibir el aplauso del público.

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    1. Esimat Joaquim, perdona el retraso en darte una respuesta. Personalmente no considero que el maestro Boder esté por debajo del maestro Benini. Soy de los que creen que el Liceu ha de volver a sus orígenes, a ser un teatro de repertorio, pero sin darle la espalda a otro tipo de títulos. Lo que sí es cierto que el Liceu por importancia, por tradición, debe de tener siempre (o al menos intentarlo) a los mejores en el podio. Si por mi fuese yo programaría la Salomé cada año, pero no creo que tengamos tanto público para ciertas óperas. Ojalá que algún día, cuando a la música se le reconozca y se le dé en los colegios la importancia que tiene, podamos contar con más público que aprenda a disfrutar de ella. En este momento en la mayoría de escuelas la música es una “María” y así nos va. Ejemplo: lo que han hecho en Oviedo que, por falta de presupuesto, han suprimido la temporada de ópera para colegios. Tienes toda la razón con lo de la ovación a la orquesta, fue tardía, pero menos mal que se hizo.
      Un fuerte abrazo

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