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domingo, 4 de diciembre de 2011

PROGRAMACIONES Y TEATROS



Las masas son lo que son, pero lo mejor de todo es que son fácilmente manipulables.  Hemos entrado en una vorágine de nuevas producciones, de óperas nuevas, de nuevo” Konzept” y de revisiones dramatúrgicas.
Dicho esto el otro día tuve una reunión con un buen amigo mío que probablemente es la persona que más sabe de ópera y de voces. No solo en lo teórico también en lo práctico, si una voz tiene un problema la analiza y sabe cómo arreglarlo, de la misma forma que escucha una voz y sabe que repertorio ha de hacer ahora y dentro de 25 años.
Hablando con él y sobre la situación actual de la lírica me dejó auténticas sentencias, frases que podrían ser portadas en muchos diarios.
El problema reside en el poco interés y conocimiento que reina en el mundo de la lírica, especialmente en quien contrata a las cúpulas directivas de los teatros y a su vez los elegidos a la hora de  programar y administrar. La figura del Sobreintendente ya no existe, normalmente se utilizan los teatros como trampolines para lanzar una carrera política y en política ya se sabe: todo vale. Un Sobreintendente no tiene porqué saber de ópera y de voces (aunque si sabe, mejor que mejor), tiene que ser un buen administrador, debe ser honrado y sobre todo tiene que adoptar soluciones anti populares y esto nunca es divertido y menos si uno quiere empezar a desarrollar una carrera política.
En cuanto a la figura del director artístico esta es de una responsabilidad con mayúsculas, pero aquí tanto de lo mismo. Si a un cantante, para contratarlo tiene que hacer una audición, ¿por qué no se hace lo mismo con un director artístico? Preguntas que tienen fácil respuesta: si el contratante sabe menos que el contratado la cosa es coser y cantar. Vemos como directores artísticos  que han dejado teatros y festivales tiritando, que los han llevado a la bancarrota siguen administrando artísticamente teatros y festivales: para hacérselo mirar. A su vez tampoco se hacen audiciones ni se miran los Curriculum Vitae de ciertos directores de escena que tienen una carrera de escándalos y siguen estando en primera fila; nos parecemos a la tele basura, cuanto más malo seas, cuento más vulgar, cuanto más trasgresor y hortera mejor.
La frase de marras “todos los teatros son deficitarios” es el caldo de cultivo para estos iluminados; gastar y derrochar ¿qué importa? El dinero del contribuyente no tiene dueño.
Siempre me he preguntado porque se programan tantas obras modernas y tantas “regie” nuevas. Es fácil saber la respuesta. La de ellos es porque hay que innovar si no la ópera se muere (aunque Verdi y Puccini, por poner un ejemplo, llevan criando malvas hace ya muchísimos años y sus obras se siguen representando incluso en versión concierto) y por lo que hace referencia a títulos nuevos: hay que culturizar a la masa a su manera y si no te gusta lo más probable es que te tilden de ignorante, casposo o que no tienes ni puñetera idea.
Por otro lado programar títulos del gran repertorio conlleva un conocimiento exhaustivo de las voces y de esto saben, la mayoría, poco o nada. En estos casos gastan auténticos dinerales en traer a los mejores cantantes del panorama lírico actual, pero tampoco saben si estos son los adecuados para afrontar según que roles. Si fracasan,  ellos han contratado lo mejor que hay, pero no saben si lo mejor que hay sirve para cantar ese determinado role. De todas formas las posaderas en la poltrona están salvadas.
La verdad es otra, se programan cosas nuevas que nadie conoce precisamente por qué no se conocen: los artistas  canten bien o mal la gente no se entera, otra cosa es que si programan “Un Ballo in maschera”, allí la cosa cambia porque esta la gente si la conoce y rápidamente sabe si la cosa funciona o no y allí la figura del iluminado de turno se queda con las posaderas al viento  en lo que a voces se refiere;  entonces lo disimulan con producciones de novedoso ”Konzept”, para distraer la atención del público y crear escándalo que eso, en los tiempos que corren, es primordial.
Siempre me he preguntado: ¿si tienen tanto afán en culturizar a las masas y programan  un “Don Carlos” con la dirección escénica de  Konwitschny porque no se le da al público la posibilidad de ver un “Don Carlo” con la “regia” de Visconti y que el respetable, el que paga,  elija cual prefiere? La primera vale una fortuna, la segunda muchísimo menos. O que el público escoja si prefiere “Tosca” con la dirección de Carsen o la de Faggioni, por poner otro ejemplo. La diferencia está en que los dos citados Faggioni y Visconti tenían un respeto total y absoluto a la ópera, a los otros les importa un pepino. Creo sinceramente que esto sería mucho más honrado ya que el dinero es del contribuyente y de nadie más. Ver un cuadro de Botticelli o de Rembrandt no hace daño a nadie y no solo dejar ver un Picasso en su época cubista o un Modigliani, para entender lo uno hace falta lo otro y en ningún caso es pernicioso.
A la ocasión la pintan calva y ahora en esta situación de crisis extrema podrían programar títulos de repertorio, los de siempre, los que llenan teatros y traer producciones que están más que amortizadas y que solo cuestan el transporte y el seguro, pero parece que esto no va con ellos: la cultura conlleva un dispendio a lo grande, si no,  no es cultura. Lo antiguo al baúl de los recuerdos, lo nuevo una vez estrenado, también acaba en el  baúl, pero sin amortizar. Los Faggioni, Visconti, Strelher, Zeffirelli, Ronconi, Ponnelle, Shenk, Capobianco, Madau-Díaz y otros muchos que se preocupaban para que el cantante estuviese lo más cómodo posible en escena, que respetaban las anotaciones escénicas del compositor y la época en que la ópera estaba ambientada, que creaban arte dentro de lo que la partitura permitía, estos deben de ser casposos, retrógrados y sobre todo ignorantes.
Ahora nos movemos en el Konzept de los iluminados, por eso Tosca, cuando Scarpia yace muerto en el suelo tiene que ponerle dos muñecas vestidas de faralaes y en el pecho una caja de polvorones, lo del crucifijo y los candelabros es retrogrado y más antiguo que mi abuela aunque el pobre (ignorante también) de Puccini así lo escribió.
Vivir para ver.
Saludos, Aldo Mariotti

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