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martes, 24 de enero de 2012

Matança del porc, sí. Toros, no



Es curiosa la manipulación, “vender la burra” o como Ustedes prefieran.
Ayer en la terraza de una cafetería mientras degustaba un cigarrillo detrás de otro, pasando un frío de cinco estrellas ya que hago parte del colectivo de apestados, o sea fumadores, tuve la ocasión de escuchar una conversación en una mesa de al lado. No me llamen cotilla, no lo soy, pero las personas que estaban a mi lado hablaban con un tono bastante alto y no pude hacer más que quedarme con la copla.
Hablaban de un día fantástico que habían transcurrido en la “Matança del porc” (matanza del cerdo)  algunos días atrás. Hicieron también una retahíla de los políticos que asistieron. Parece ser que se juntaron un centenar de personas.
Deduzco que el cerdo no entra en el parámetro del “maltrato animal”;  no se si Ustedes han asistido a esta “fiesta” tan arraigada en Catalunya, yo sí y al verraco le meten un tajo en la yugular y le dejan desangrarse poco a poco para recoger toda la sangre, está claro que el animal berrea durante varios minutos y su agonía dura más de veinte. Según contaban los de la mesa de al lado tomaron cava, comieron y se lo pasaron muy bien.
Mi mente malévola seguía la conversación con interés, afloraron mis reflexiones ¿Y los toros? La lidia desde que el morlaco sale al ruedo y muere por estocada no puede durar más de veinte minutos, existen avisos y el burel  tiene una posibilidad de salvar la vida e incluso puede morir matando, puede luchar, defenderse. El cerdo no, al cerdo lo sacan de su pocilga, lo atan a una mesa y le rajan el cuello.
Está claro que el discurso “animalista” que se hace en Catalunya no tiene nada que ver con el amor hacia los animales, el discurso es sólo y exclusivamente político para erradicar todo lo que huela a España y a sus tradiciones.
Ya vale de tanta hipocresía, de tanta manipulación. Los toros, la Fiesta Nacional   el nombre  molesta, les causa sarpullido y odio visceral. Mala época nos toca vivir, todo lo que vaya en contra de sus convicciones, de su fanatismo incontrolado ha de ser eliminado. De la democracia se ríen y de nosotros ya ni les cuento y no vale el discurso de las firmas, entre ellas la de Pamela Anderson, la silicona al poder,  que de toros sabe o entiende lo que yo de swahili.
Pero nadie hace nada, estos nos pasan su dogma como un rodillo y a aguantarse. Seguimos teniendo un zoológico, seguimos teniendo una matanza del cerdo, seguimos escuchando sus discursos y luego comen paté de foie, tenemos correbous. La diferencia es que la roja y gualda no está presente, como tampoco está el pasodoble y esto es un gran logro, ¡vamos! ¡Esto es la leche!
Desde el Tercio de la Monumental de Barcelona, saludos.
Aldo Mariotti

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