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lunes, 2 de enero de 2012

MI AMIGO JUAN



El pasado día 30 de Diciembre fue sin ninguna duda uno de los días más tristes de mi vida, se nos fue un hombre de los pies a la cabeza, se fue Don Juan Pérez Peñalver.
Fue en mi juventud una persona clave en mi vida, con él maté la primera liebre, las primeras perdices, los primeros conejos. Me enseñó mucho sobre la caza, sobre los toros. Me dio lecciones de vida que aún ahora atesoro y que sigo poniendo en práctica.
Lo mejor de Don Juan fue el haberme llevado a su pueblo Los Santos de la Humosa cuando yo tenía solo doce años, me presento mucha gente y amigos que todavía ahora son más que amigos; son como  hermanos.
Sembró en su vida lo que tenía que sembrar y sus frutos allí están.

Trabajador incansable: todavía le recuerdo llamándome a las diez de la noche, desde su despacho para preguntarme si tenía un cable que le hacía falta. Hombre que se hizo a si mismo, desde pequeño, no se escondió nunca delante de las adversidades y luchó hasta el final como un hombre, como un bravo.
No hace mucho le regaló a la Iglesia de su pueblo unas campanas nuevas y la única cosa que pidió a cambio fue que el día que nos dejara, estas le acompañaran desde la Iglesia hasta el Camposanto. Las campanas le acompañaron, ya lo creo y su sonido de dolor llegó a todas las almas que teníamos a Don Juan en el corazón.
Juan fuiste un amigo, más que eso, fuiste como un padre para mí. Te recordaré siempre e intentaré hacerlo con alegría, la alegría que te da el haber conocido una persona con una calidad humana de órdago a la grande, un ser extraordinario que me enseñó mucho y por lo que te estaré siempre agradecido. Tus hijos son tu vivo recuerdo, como personas, como amigos, como hermanos.
Ahora descansas en el cielo de los justos y yo cada vez que oiga repicar alguna campana en cualquier parte del mundo te recordaré y rezaré por ti.
Adiós amigo Juan, Don Juan Pérez Peñalver

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