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lunes, 27 de febrero de 2012

¿Y ahora qué?


Se ha desconvocado el ERE en el Liceo y los trabajadores, profesores de la orquesta y los artistas del coro han desconvocado la huelga para las próximas funciones de Bohème a cambio de renunciar temporalmente a la paga extraordinaria de verano  a la que hay que sumarle el 5% de rebaja salarial que ya les aplicaron el año pasado (como a los funcionarios, pero recuerden Ustedes que los artistas del  coro y los profesores de la  orquesta no lo son, no nos olvidemos. A un funcionario no se le puede despedir, al artista del coro o al profesor de la orquesta sí).
De cara a la galería las aguas han vuelto a su cauce. Pero esta solución no deja de ser un parche ya que el rio baja revuelto, y los márgenes están protegidos con sacos de arena que serán insuficientes para lo que hay y para lo que bajará de caudal.
En un edificio de viviendas, en una casa se puede hacer todo tipo de reformas, se pueden tirar tabiques, se puede cambiar la distribución, la decoración, el color de las paredes y un sinfín de cosas. Se puede incluso cambiar de administrador y de presidente de la escalera, ahora  bien,  hay dos cosas que no se pueden tocar bajo ningún concepto: los cimientos y las paredes maestras,  si se tocan, se corre el peligro de que el edificio se derrumbe. Pongo este ejemplo porqué en el Liceo se pueden hacer miles de cambios, pero los pilares (cimientos y paredes maestras) no se pueden tocar y estos son el coro y la orquesta.
 Miremos los teatros de primerísima fila en el mundo, todos ellos tienen una orquesta de un altísimo  nivel internacional;  Berlín, Viena, La Scala o el MET, por poner algunos ejemplos y no hablemos del coro de estos mismos teatros: gloria bendita. El teatro de la ópera de Viena, puede estar más o menos decrépito, con olor a moho, pero el sonido es gloria para los oídos y la sala se llena cada día.
 En Viena la sala está a rebosar aunque se haga “il Barbiere di Siviglia” con la producción de Ponnelle. El enorme prestigio de estos teatros viene dado por la calidad del coro y de la orquesta y,  guste o no, esto es así.
Cuando el Liceo contrató al Maestro Gandolfi y al Maestro Sicuri el Liceo tuvo, a nivel del coro, un auge de prestigio internacional y no olvidemos que este colectivo de artistas del coro estaba formado por unas 100 personas y en el departamento de administración había menos de 10. Se contrató al Maestro Üwe Mund y el nivel de la orquesta subió a cotas altísimas. Teníamos en aquel tiempo un coro y una orquesta que eran de primerísima fila. Ahora, el coro del Liceo,  lo componen 64 artistas (más dos en excedencia)   y la orquesta la componen 82 profesores, y en la administración alrededor de unos 130, no deja de ser curiosa la proporción, el descenso de un colectivo y el auge de otro.
Llámenme tonto si quieren, pero en un teatro de ópera ¿Quién levanta el telón? ¿Quién hace llenar la sala? ¿Quién canta el “Va pensiero”? , ¿El coro de “Die Meistersinger von Nürnberg”? y  la misma reflexión vale para la orquesta ¿quién toca la obertura de “la Forza del destino”?, ¿El intermezzo de “Thaïs”?, en pocas palabras ¿Quién canta y quién toca en una ópera? Visto lo que hay estas son una serie de preguntas que tienen una respuesta difícil  aunque parezca increíble al menos por lo que se ve.  La realidad es una y todas estas preguntas tienen una respuesta y es sencillísima, aunque les cueste reconocerla.
Si hay que hacer recortes que miren a otro lado. Que recorten en las nuevas producciones,  no es necesario hacer tantas cada año. Quiten poder a los “régisseurs” y limiten los largos y costosísimos ensayos. Si hay crisis que contraten antiguas producciones, aunque no les guste, mucha gente del público se lo agradecerá o que utilicen las casi 50 que tienen en los almacenes. Que se hagan óperas rentables y  que llenen la sala. Hay que hacer las cosas equilibradas y en su justa medida, pero el coro y la orquesta son intocables y si me apuran hay que reforzarlos. Que equilibren el personal y no como ahora que está sobredimensionado en muchos departamentos.
 No sirve hacer óperas que no interesan a nadie y que los días previos al estreno o a las funciones se haga como en un Fast Food;  “dos por una” o con descuentos alucinantes, para llenar la sala y luego decir que ha sido un éxito de público (en muchos casos ni así lo consiguen).
No digo que no se hagan óperas del siglo XXI, modernas o como las quieran Ustedes llamar, pero estas hay que saber escogerlas,  que sean de calidad y que el envoltorio, o sea el montaje escénico, no cueste un ojo de la cara. Si se quiere tener un público educado y preparado para estos títulos modernos hay que empezar a tratar a la música como se merece, empezando por los colegios, tratarla como una asignatura importante y no como ahora que es una “maría”. Empezar la casa por el tejado es imposible, se mire por donde se mire.
Ahora se desconvoca la huelga y el ERE queda suspendido, ¿y mañana qué? Todo esto se ha salido de madre, se han cometido errores desde un principio y ahora hay que arreglarlos. Pero esto no se consigue con parches, parando los golpes como si de un “sparring” se tratara, se consigue recortando gastos y redimensionando todos los departamentos, tocando de pies en el suelo, pero al coro y a la orquesta ni tocarlos, sería ridículo un teatro de ópera sin sus paredes maestras y sin sus cimientos, sería inadmisible y si no ya lo verán: el edificio al suelo.
Saludos,
Aldo Mariotti


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