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viernes, 23 de marzo de 2012

587.000



La Federación de Entidades Taurinas en Catalunya presentó  ayer 587.000 firmas en el Parlamento para pedir que los toros sean un bien de interés cultural en España, que se pueda asistir libremente a los festejos y que se derogue la prohibición de la Fiesta en Catalunya.
El acto de entrega se ha efectuado en el Salón de los Pasos Perdidos y permítanme que haga una broma fácil: el Salón de las Causas Perdidas. Son perdidas porqué el problema no es otro que la vorágine de hacer desaparecer todo lo que a España se refiere. Si realmente es por una cuestión animalista, no entiendo como todavía en Catalunya se permiten los “correbous”, la matanza del cerdo o el zoológico, pero la razón es otra que es clara y meridiana: todo lo que pueda recordar o se pueda compartir con España hay que erradicarlo, no se olviden.
He vertido ríos de pulsaciones en el teclado de mi ordenador denunciando este hecho y ahora verán la realidad. El gobierno de la Generalitat pondrá el grito en el cielo y empezará a decir que si el centralismo de Madrid, que si las imposiciones de España y que el pueblo catalán, la nación catalana no quiere toros. Otra mentira, otra patraña. Manipular todo para conseguir su fin, son alumnos aventajados del Príncipe de Maquiavelo. Aquí se recogieron 180.000 firmas a favor de la prohibición es cierto, pero no olvidemos que entre las firmas recogidas estaba la de Pamela Anderson que debe ser catalana universal y yo sin enterarme.
Se pasan por el forro todas las sentencias que vayan en contra de sus ideas, el problema es que se lo permiten y claro si le tiendes la mano a alguien, en la mayoría de los casos te coge el brazo, en política lo más fácil es que te dejen sin calzoncillos.
Se han aprovechado del sentimiento animalista, al que respeto profundamente como a todos aquellos que consideran los toros, el “correbous”, el zoológico, el circo, la caza, la pesca como maltrato animal, no lo comparto pero lo respeto profundamente.
Se han escudado en este movimiento para conseguir erradicar una tradición de siglos en Cataluña que no molestaba  ni en las épocas de Companys, pero ahora la estrategia es otra. Hay que buscar una identidad propia caiga quien caiga, hay que buscar una lengua e imponerla como sea, hay que buscar un enemigo que ahora es España y una ideología basada en sus propios intereses.
La realidad es otra, el ciudadano catalán utiliza indistintamente el español y el catalán, lee prensa en catalán y prensa en español, come jamón de Guijuelo como come fuet, bebe Rioja como bebe Penedés, come tortilla de patatas como come “botifarra amb seques” y mira la televisión catalana y la española.
Quieren dar una imagen falsa, quieren auspiciar un sentimiento de repulsa por parte del resto de la nación para luego hace su juego: nada más lejos. Los catalanes y los que vivimos en Cataluña no somos así, al menos la gran mayoría, pero semejantes conductas lo único que consiguen es empeorar nuestra imagen y hacernos pasar por lo que no somos.
“El fet diferencial” es otro, “El fet diferencial” es un país de libertades, de cultura, de tolerancia, de respeto,  de vanguardia en la industria, de riqueza. Somos un país privilegiado, tenemos todo lo bueno que se pueda desear, pero con este tipo de decisiones,  como la de prohibir los toros, lo único que consiguen es hacernos sentir y ser más aldeanos, más cerrados en nosotros mismos. En esta vorágine les encantaría prohibir los versos de Lorca, las pinturas de Picasso, las de Goya o “Fiesta” de Hemingway.  Esta es la imagen que quieren dar porque es la que les interesa, la realidad es otra y hay cuestiones mucho más graves  y más importantes que prohibir los toros, esta prohibición es solo de cara a la galería y allí está la plaza de toros de Olot con siglos de antigüedad para confirmar lo que digo. Si los toros en Cataluña se tienen que acabar, que se acaben por falta de afición, pero no por una prohibición y menos por una manipulación  basada en una idea que no comparto pero que respeto como es el sentimiento animalista al que, dicho sea de paso, le han hecho un pésimo favor.
Saludos,
Aldo Mariotti

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