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martes, 13 de marzo de 2012

Encuestas

Se hacen todos los días, las empresas privadas “tocan lo que no suena” bombardeando con encuestas sobre productos, imagen y un sinfín de cosas más. Se hacen encuestas de todo tipo. Los teléfonos de los despachos y de las viviendas particulares sacan humo al cabo del día, llamadas publicitarias que preguntan si tienes una cosa o no, si estas contento con un determinado servicio o no. Llamas, por ejemplo,  al teléfono de  información de una compañía telefónica para solicitar un servicio y la operadora, al final, te pide que contestes a un breve formulario. Las empresas, aun siendo más pesadas que una vaca en brazos, quieren saber la opinión y el grado de satisfacción o insatisfacción con los servicios que prestan.
En el Liceu se podría hacer algo parecido. Una hoja preguntando por ejemplo: ¿que 15 títulos le gustaría ver en las dos próximas temporadas? Hacer esto en cada función y durante toda la temporada. Con la cantidad de gente que trabaja en la administración del teatro se podría realizar una estadística con todos los datos que se reciben cada día de función. Conocer el deseo del público y saber lo que realmente se quiere ver y escuchar. Sería una forma fantástica de hacer de una vez por todas el “Liceu de tots”.  Desde que el coliseo barcelonés volvió a abrir sus puertas se han llenado la boca con la frase de marras, pero lo único que se ha visto hasta la fecha son los “turnos populares”  (que aplaudo) y gente en chanclas y en camiseta.
Una vez hecho esto se que se guarden un par de títulos para hacer la ópera de la “cuota” y la otra para hacer una nueva producción de esas que a ellos les gusta tanto y que acaba siempre con bronca por parte del respetable.
Si realmente es el “Liceu de tots” deberían adoptar esta medida. Si en cambio se pudiese adoptar a una privatización del mismo con una ley de mecenazgo bien hecha, no haría falta hacer una encuesta porque un privado sabría perfectamente que es lo que tiene que programar para tener llena la sala ya que el dinero, seguramente,  lo gastaría encima del escenario, en el foso  y no en los despachos.
Tratándose de dinero del contribuyente deberían tener algo más de sensibilidad y respeto hacia el público que es, al fin y al cabo, el que lo paga todo vía entradas y vía impuestos. Hay que preguntar, hay que saber qué es lo que la gente quiere escuchar y ver. No se puede hacer una temporada a gusto de quien está al mando, hay que consultar al espectador. Hay que conocer los gustos de manera mayoritaria y no programar y tampoco coproducir cosas con otros países ya que lo que, por ejemplo, gusta en Bélgica aquí, a lo mejor, no gusta.
Otra cosa es que en un teatro  privado, el dueño,  que se juega su dinero, le dé por contratar a la señora Foster Jenkins para cantar Norma. Es su dinero y puede hacer con él lo que más le plazca, si se quiere arruinar allá él aunque dudo mucho que lo haga, pero en un teatro como el Liceu y con dinero del contribuyente no se pueden hacer las cosas como últimamente estamos abocados a ver.
Hay que ser más serios y no tratar al público y a la sociedad a modo de zascandil. Ahora cierro, ahora abro, ahora recorto títulos, ahora los recupero.
Todo esto afecta directamente a la calidad artística del teatro, especialmente a los artistas del coro y de la orquesta que tienen que desarrollar su trabajo de forma  intranquila y sin saber qué les deparará el futuro y no olvidemos que son los que dan la “cara” delante del público en cada función.
La imagen del Liceu como teatro, como ente no se pone en  entredicho, lo que si se pone en entredicho es la capacidad de sus directivos con todos los desaguisados que provocan. Que los recortes iban a llegar lo sabían desde hace tiempo y tanto es así que hicieron una apertura de temporada con un Faust recortado y en versión concierto, esto el público lo puede entender, lo que ya es más difícil es entender como un teatro que está con recortes haya mutilado un título como el Faust, achacándolo a la crisis, y luego se gaste lo que no está en los escritos en una anti, anti ópera como “la Gran Macabre” y lo del anti, anti ópera no lo digo yo, lo dice el propio compositor.
Encuestas, que las realicen en cada función y que pregunten realmente al público lo que quiere, de lo contrario la frase “el Liceu de tots” se diluirá como un azucarillo, de hecho ya se ha diluido si es que alguna vez ha sido una frase hecha con la mejor voluntad, pero por lo visto hasta ahora, es otra de las tantas cosas que se hacen de cara a la galería, es otra cortina de humo y ya van muchas, demasiadas.
Aldo Mariotti

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