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miércoles, 28 de marzo de 2012

22 de Abril


Los trabajadores del Gran Teatro del Liceu han organizado un concierto extraordinario para el próximo domingo día 22 de Abril.
Es de aplauso, más bien de ovación, esta iniciativa por parte de los trabajadores del teatro barcelonés. Hay que ir, yo al menos voy a asistir seguro, aunque sea a rastras,  ya que me posiciono y me he posicionado siempre a favor del coro y de la orquesta del GTL. Desde mi humilde posición he intentado siempre denunciar cierto tipo de cosas, cierto tipo de gestiones y  la mala, pésima utilización del dinero del contribuyente en cuanto a la cultura se refiere.
Por este cúmulo de sinsentidos hemos llegado a esta situación. La mansión se ha convertido en chabola y el oasis se ha secado, pero esto es un “suma y sigue” de anteriores gestiones, se contrató sin ningún tipo de criterio, se engrosaron departamentos inútilmente y se perjudicaron los pilares del teatro que no son otros que el coro y la orquesta. El porqué se han hecho y se hicieron semejantes desaguisados tiene una explicación fácil y sencilla: el dinero del contribuyente no tiene dueño, cosa que no es cierta, pero a fuerza de repetirlo la gente se lo creé y con esta premisa todo vale. Vale para tener un coro que en pocos años se ha convertido en un cuerpo diezmado en cuanto a número de artistas al igual que la orquesta. Pero la moral y el amor a su profesión les harán, con la ayuda del público, de los aficionados, a resurgir, a plantarse y a dar un puñetazo encima de la mesa, para decir basta de tanta farsa y de tanta malversación.
¿Quién pude reivindicar con voz y música el maltrato que se recibe? Pues los que están en el escenario, los que ahora como ahora lo tienen peor, aunque parezca de chiste que en un teatro de ópera los colectivos que están más en la cuerda floja sean los que tocan y los que cantan: la orquesta y el coro.
Años de agradecimiento les debo como aficionado y amante de la ópera, he crecido con su arte y su música, con su interpretación y sensibilidad. Me han hecho reír, llorar, saltar de la butaca y sobre todo me han dado y me han llenado el alma de cosas no materiales, cosas que muchos desprecian y se ríen, pero son fundamentales para vivir.
Aunque estuviesen todos afónicos y todos enfermos pienso dejarme las manos aplaudiendo y la garganta al rojo vivo vitoreándoles, pero no solo por este concierto, si no por las décadas que llevan transmitiendo arte, sensibilidad y enriqueciendo el alma y la sensibilidad de muchos, para ellos, para todos, de entrada;  un ¡BRAVO! Descomunal.
Saludos.

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