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sábado, 19 de noviembre de 2011

La Voz

Desde pequeño me gusta la ópera y esto no deja de ser un misterio. En mi casa les gusta pero no hasta ese extremo y no como a mi que a lo largo de mi vida se ha convertido en pasión: vivo para y por la ópera e intento vivir de ella. Pero lo que más me enamora es la voz humana.
La voz es probablemente el instrumento más bonito que hay y es sin duda, el más delicado. El problema es que todos podemos cantar y eso nos otorga la posibilidad de juzgar a quien canta profesionalmente. En este punto he tenido que escuchar autenticas barbaridades, pero la libertad de expresión es parte de nuestra democracia y hay que respetarla, aunque muchas veces te dan ganas de cerrarle la boca a más de uno.
La voz en la ópera lo es todo o en un altísimo porcentaje, al menos para mi, pero ahora como ahora se ha convertido en lo último o en algo de menor importancia. Un cantante es lo que su nombre indica: cantante y no un atleta, un saltimbanqui o un equilibrista o modelo de pasarela. El cantante, a través de su voz, nos tiene que dar todo lo que el personaje es y transmitirlo.
Ahora como ahora, si se hace una Bohéme, la Mimí ha de ser y estar delgada, aunque cante como una verdulera, la imagen es lo que premia. Personalmente me importa tres pares de pepinos que la soprano de turno sea gorda o delgada si, con la voz, me transmite toda la riqueza del texto y la riqueza de la música que la acompaña como me importa poco que se mueva bien en la escena. Las frases dichas con sentimiento, con pasión cantar con interpretación te deben  dar la total satisfacción y el sentimiento que el personaje atesora eso es lo que ha hecho de la ópera una de las expresiones de arte más bellas que existen.
Amar la voz. En mi profesión sigo buscando voces que den aquello que queremos oír y es probablemente el motivo por el que nunca me haré rico. He encontrado algunas voces que realmente valen la pena y me dedico en cuerpo y alma a trabajar con y para ellas, para que nadie las estropee, las arruine. En la vorágine que vivimos, donde los directores de escena mandan más que el propio compositor, nos encontramos con cosas peligrosas. Un cantante que es bueno en escena y tiene buen aspecto tiene todos los números para estar en primera línea de todos los escenarios, pero el hecho de ser bueno en escena y tener un buen físico no implica que sea bueno para cantar y menos para hacerlo en todos los roles. Cuantas veces, y cada vez más, tenemos que utilizar la frase “fuera de role”. Nadie piensa en el peligro que esto supone para el instrumento vocal. Cuando vamos a ver una función no pensamos en los días de ensayo que hay detrás, las horas cantando algo que no es para su voz y esto dinamita, acorta y arruina las cuerdas vocales. El resultado lo vemos cada día, carreras cortas, careras y voces arruinadas en poco tiempo; todo influye, desde el afán del teatro en contratar y salvar la temporada hasta la mala elección del repertorio y de la mala gestión del representante, agente o manager que, en muchos casos, trabaja más para el teatro que para el artista y este es uno de los errores más graves que se pueden cometer. Cantantes que aparecen de la nada y se acaban en poco tiempo, cantar, cantar y cantar,  el problema es que si se te rompe una cuerda del violín esta la puedes cambiar, pero si se te rompe o se te deteriora una cuerda vocal esta es insustituible y allí se acaba todo.  Existen pocos casos en la actualidad  de cantantes  con carreras de treinta/cuarenta años: estas son las carreras que valen, que te hacen ser un artista con mayúsculas.
El estudio, la técnica es fundamental, hay que estudiar cada día, hay que sacrificarse y sobre todo hay que saber decir:”No, gracias” a muchas ofertas que tienes encima de la mesa, trabajar con humildad. Hay que estar preparados y atesorar una buena técnica y por encima de todo hay que trabajar hasta la saciedad la respiración y la música. Todo esto es lo que  te sirve luego en momentos de dificultad y sobre todo para tener un dominio del instrumento y poder hace lo que se quiera con él y que sea longevo, no efímero. Tener un timbre bonito no es suficiente, hay que estar preparado en todo y para lograrlo se requieren años de estudio y sacrificio. Esto es así se mire por donde se mire.
Alguien dijo un día que la ópera no se ha muerto gracias a las nuevas ideas de los directores de escena y a estas producciones novedosas. Esto es una de las más grandes falacias que se pueden decir. La ópera sigue y seguirá porqué han habido compositores extraordinarios, porqué han existido y existen cantantes y personas que aman este género, que viven y trabajan para él, que interpretan y transmiten con su voz todo el sentimiento, la pasión, la trama, la intención y el arte. Por eso y para eso me levanto cada día con la misma pasión y con las mismas ganas de trabajar para ese instrumento sublime que es la voz humana.
Saludos,
Aldo Mariotti

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